María Cruz Fernández es la presidenta de la Cooperativa Campoastur, cargo al que llegó desde la presidencia de La Oturense, cuando esta se fusionó con Campoastur.
Su explotación de vacuno de leche es una SAT, una sociedad familiar en la que trabajan ella, su hermano Miguel y la esposa y el hijo de éste.
Cuentan con 196 animales, 91 de ellos en ordeño, y lamenta que no han podido crecer más por falta de terreno, un bien escaso en esta zona del Principado de Asturias muy cercana a la costa. Cuentan con 24 hectáreas destinadas al cultivo de maíz, raigrás y alfalfa.
Antes de dedicarse a la ganadería, Mari Cruz trabajó en un hospital privado de Luarca y fue controladora de lechera.
¿Desde cuándo se dedica a la ganadería?
Yo nací en una pequeña explotación ganadera, porque mi madre ya se dedicaba a la ganadería, mientras que mi padre trabajaba en el mundo del transporte, conduciendo un camión.
Con el tiempo, mi hermano decidió continuar con la ganadería familiar, pero teníamos muy pocas tierras para poder llevar una explotación de un tamaño que le permitiera vivir de ella. Gracias a una subvención que ofrecieron a nuevos ganaderos y un crédito, se hizo con la finca en la que estamos actualmente y montó las instalaciones actuales. Por aquel entonces yo trabajaba fuera, pero decidí volver para ayudarle. Esto fue en el año 1992, hace 24 años.
¿Qué momento atraviesa el vacuno de leche en Asturias?
Últimamente parece que empezamos a ver un poco de luz y empiezan a subir algo los precios de la leche. Aún no hemos visto que se haya producido esa subida, pero
estamos ilusionados con la perspectiva.
En cuanto a la estructura de la actividad, como en muchos otros sitios, con los años ha ido disminuyendo el número de ganaderos, pero no el número de vacas; al contrario, éstas han aumentado.
Las que han desaparecido son, principalmente, muchas explotaciones familiares pequeñas que no podían permitirse cumplir con todas las exigencias que hoy en día establece la normativa.
¿Cuál ha sido su experiencia con la BVD?
Nosotros, en realidad, no hemos tenido problemas con esta enfermedad desde hace mucho tiempo, pero el veterinario nos recomendó vacunar y lo hemos venido haciendo para evitar el problema.
Primero estuvimos unos años utilizando la vacuna anterior y no hemos notado nada que nos haga pensar que teníamos el virus.
Hace muchos años tuvimos un animal que nació muy raro; luego resultó que era un animal persistentemente infectado; hubo que hacer toda una serie de controles hasta que quedó todo en regla.
Lo único que tuvimos hace unos años, y creo que también tenía que ver con la BVD, es que, en los partos, teníamos una tasa muy baja de hembras, en torno al 22%. Desde entonces recurrimos a un sistema de inseminación sexada.
¿Cuándo tomasteis la decisión de vacunar y qué efectos habéis notado?
Tomamos la decisión de pasar a esta vacuna viva por recomendación de nuestro veterinario; al parecer, ofrece mayor protección contra la aparición de animales PI.
Tampoco hemos notado aún gran diferencia con esta nueva vacuna, quizás haya mejorado algo la tasa de fertilidad, pero es pronto para valorarlo.
Lo cierto es que, además, el hecho de que esta vacuna viva se aplique una vez al año, en vez de cada seis meses que era la anterior, resulta mucho más cómodo.