El cultivo de faba granja asturiana es cada vez más importante en Asturias. El número de hectáreas cultivadas se incrementa año a año.
A continuación se explican algunos aspectos a tener en cuenta en este cultivo pero antes, no debemos olvidar, que la faba es una especie vegetal que necesita luz y agua suficientes, temperatura adecuada y un suelo en óptimas condiciones para germinar y desarrollarse correctamente a lo largo de su ciclo biológico que es de unos 150-160 días.
Encalado
El pH del suelo óptimo para el cultivo de faba se encuentra en el intervalo 6.1-6.5, por debajo de 6 el desarrollo del cultivo se ve afectado. La corrección de pH se realiza mediante la aportación de enmiendas cálcico-magnésicas. Para determinar que tipo y cantidad de enmienda se debe emplear es necesario realizar un análisis de suelo.
Fertilización orgánica
El nivel adecuado de materia orgánica en el suelo para el cultivo de faba es de 2,5-3,5%. Niveles superiores a 4,5% pueden ocasionar problemas en el cultivo que van desde dificultad para germinar a mayor proliferación de ataques de hongos y plagas.
Tipos de abonos orgánicos
- Abono verde: Mezcla de cereal con leguminosa, nabos, o cereal de invierno que se incorpora al suelo.
- Estiércol de vacuno completamente compostado: 20-30 t/ha incorporado en otoño.
- Purín de vacuno: No superar 30.000 l/ha aplicados un mes antes de la siembra.
- Gallinaza compostada: Aplicar cantidades moderadas e incorporar.
- Otros fertilizantes orgánicos: Humus de lombriz, estiércol peletizado de ovino, vacuno, caballar o gallinaza, algas marinas, compost.
Fertilización mineral
Para un correcto manejo de la fertilización mineral es imprescindible disponer de un análisis de suelo y a partir de él efectuar un plan de abonado adecuado y equilibrado para aportar los elementos necesarios. Los principales nutrientes son nitrógeno, fósforo y potasio pero en la nutrición de la faba son también importantes el magnesio, el calcio y el azufre.
Control de malas hierbas
Un deficiente control de las malas hierbas afecta negativamente tanto a la producción como a la sanidad del cultivo de faba. Métodos de control:
- Prácticas de cultivo: rotación de cultivos, mantener el suelo cubierto en invierno, laboreo, cubierta vegetal, falsa siembra, acolchado, biofumigación.
- Control mecánico: puede ser manual o con ayuda de maquinaria (moto azada, fresadora).
- Control químico: aplicando herbicidas.
Control de plagas y enfermedades
Como el control de las malas hierbas, el control de plagas y enfermedades requiere constancia y eficacia y un buen manejo de los distintos fungicidas e insecticidas disponibles.
Desde la siembra hasta el almacenaje las plagas y enfermedades que pueden afectar a la faba son diversas: mosca de la semilla, babosas, orugas, pulgones, gorgojo y mal del pie, esclerotinia, phoma, oidio, etc….
Para un buen control de las enfermedades son fundamentales las siguientes prácticas:
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seleccionar semilla limpia y sana y si es posible resistente a enfermedades.
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realizar rotación de cultivos.
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efectuar prácticas de laboreo adecuadas al tipo de suelo.
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elegir un marco de plantación que garantice una buena aireación.
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evitar la instalación de poblaciones de pulgones.
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aportar cantidades correctas de abonos orgánicos y minerales.