Enfermedades clostridiales, la prevención como única estrategia

Recientemente hemos presenciado algunos casos de muertes súbitas en terneros e incluso en novillas de más edad en alguna ganadería de la zona. Hemos dedicado este artículo a las enfermedades clostridiales, dentro de las cuales la enterotoxemia es la más importante.

Este grupo de enfermedades, a las que frecuentemente no se les presta la debida atención, en caso de producirse un brote pueden ocasionar importantes pérdidas económicas. El tratamiento, una vez el animal ha enfermado rara vez llega a tiempo, sin embargo, la prevención por medio de la vacuna,  es la única solución efectiva, y en este caso, realmente económica.

Las Clostridiosis son un grupo de enfermedades provocadas por distintas bacterias del género Clostridium y por sus toxinas, las cuales generan un gran impacto económico y sanitario en la ganadería, debido a su alta mortalidad.

Este tipo de microorganismos pueden permanecer durante mucho tiempo en el suelo o en los objetos inanimados siendo altamente resistentes a los desinfectantes y además suelen formar parte de la flora intestinal normal.

La difusión de los clostridios se produce por la ingestión de las bacterias por parte de los animales a través del alimento, llegando al intestino e hígado. Estos se diseminan por los músculos y la circulación sanguínea sin provocar ningún tipo de manifestación clínica hasta encontrar las condiciones apropiadas para su desarrollo como una herida, un golpe o un acto quirúrgico. En estas zonas se produce una deficiencia de oxígeno, obteniendo así, las condiciones necesarias para que las bacterias se multipliquen. Generalmente, todas ellas son de tipo agudo con un curso muy rápido, y el tratamiento no suele llegar a tiempo.

Clasificación de las clostridiosis

En general las clostridiosis se clasifican en tres grupos:

  1. GANGRENAS GASEOSAS
    • CARBUNCO SINTOMÁTICO
      Esta enfermedad también conocida como Mancha, Pierna negra o Mal del Cuarto, es producida por  Clostridium chauvoei. Los bovinos de 6 meses a 3 años, en buen estado de carnes y con buen nivel de alimentación, son más susceptibles a la enfermedad que los adultos. Los síntomas más característicos son: fiebre elevada y gran inflamación en las grandes masas musculares de las extremidades, de ahí que sea conocido comúnmente como Mal del Cuarto.
    • EDEMA MALIGNO
      Esta enfermedad es conocida como Gangrena Gaseosa, producida principalmente por Clostridium septicum y otros tipos de clostridios. Es una infección que afecta al ganado a cualquier edad y se caracteriza por una inflamación edematosa en el área de la herida con líquido sanguinolento, maloliente y con burbujas en su interior.
    • MAMITIS GANGRENOSA
      Es una enfermedad sobreaguda y altamente mortal producida principalmente por Clostridium perfringens tras el parto. Al comienzo de la infección, el cuarterón afectado aparece caliente, enrojecido e inflamado dando lugar a la interrupción de la secreción láctea.
      Tras un periodo corto de tiempo, la ubre presenta una secreción sanguinolenta con burbujas de gas en uno o varios cuarterones sin inflamación ni dolor y frío al tacto junto con una coloración azulada muy característica.
  2. ENTEROTOXEMA. Es la enfermedad clostridial más importante en vacuno. Se trata de una enfermedad entérica y septicémica causada por diferentes tipos de Clostridium perfringes y sus toxinas. El cuadro clínico en general es sobreagudo con depresión, anorexia, problemas nerviosos, postración y muerte. Aunque también pueden enfermar los animales adultos, son más susceptibles los terneros. El curso de la enfermedad es muy rápido por lo que se le denomina muerte súbita. En los terneros la enterotoxemia provoca enteritis necrótica. Las toxinas producen destrucción de la mucosa intestinal dando lugar a necrosis y hemorragias de la misma. Los animales jóvenes pueden morir rápidamente con signos nerviosos o en ocasiones presentar cuadros de tipo cólico con diarrea amarillenta y posteriormente oscura con deshidratación y muerte rápida. Los casos fulminantes se encuentran muertos, sin que hayan presentado signos premonitorios de enfermedad ni signos de sufrimiento. Los animales más susceptibles son los terneros después del destete, entre 1 y 4 meses y con buena condición física y nivel nutricional adecuado. Las condiciones de cría en que se produce la enfermedad incluyen el pasto en zonas de vegetación exuberante y de rápido crecimiento o en cultivos de cereal joven y en cebaderos. Los terneros de carne presentan un riesgo especial. En  la necropsia encontramos la mucosa intestinal de color rojo oscuro y hemorrágica con grandes úlceras que pueden llegar a ser penetrantes. El contenido intestinal aparece teñido de sangre y existe un acúmulo de líquido en peritoneo, pleura y pericardio. El hígado y los riñones aparecen aumentados y congestionados. El tratamiento incluye antibióticos, antitoxina específica, terapéutica de sostén (fluidoterapia) aunque debido al rápido desarrollo de la enfermedad no suele llegar a tiempo.
  3. ENFERMEDADES NEUROTRÓPICAS
    • TÉTANOS
      Es una enfermedad infecciosa aguda causada por las toxinas del Clostridium tetani que provocan rigidez muscular y muerte por asfixia.
    • BOTULISMO
      Es una enfermedad aguda caracterizada por debilidad muscular y parálisis flácida causada por ingestión de alimento, agua o pasto en descomposición contaminados con la neurotoxina secretada por el Clostridium botulinum

 

Prevención-vacunación

La única manera realmente económica y efectiva de controlar estas afecciones, es realizando la vacunación preventiva de las mismas. La primovacunación consiste en la aplicación de 2 dosis vacunales en un intervalo de 20 a 30 días. Posteriormente es necesaria la revacunación anual o semestral dependiendo de la marca comercial empleada. Tras la primovacunación la respuesta inmune se demora aproximadamente 2 semanas en proteger a los animales.

Lo más recomendable sería la vacunación de las hembras gestantes a término, a fin de garantizar una óptima transferencia de los anticuerpos calostrales al ternero. La pauta más correcta sería la aplicación de la vacuna entre 2 y 6 semanas antes de la presunta fecha del parto.

En animales jóvenes nacidos de hembras vacunadas se debe administrar 1 o 2 dosis en función de la vacuna administrada a partir de las 8 semanas.