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Las cojeras en bovinos: prevención y control


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Dentro de las Jornadas Técnicas de este año, una de las ponencias versó sobre las cojeras del ganado vacuno, su prevención y tratamiento; interesante charla cuyo resumen reproducimos en este artículo.

Las cojeras en vacuno son una de las patologías más frecuentes y de mayores repercusiones económicas en las explotaciones lecheras junto con las mamitis, los desplazamientos de abomaso y las retenciones de placenta/metritis. En este sentido, el diagnóstico temprano de las cojeras permitiría un tratamiento precoz y la oportunidad de aplicar medidas preventivas a nivel de rebaño. Debemos recordar que cerca del 90% de las cojeras están relacionadas con las pezuñas, de estas entre el 70 y 90% afectan la pezuña lateral posterior. El impacto económico de las cojeras se puede ver reflejado en la disminución de la producción lechera en cerca de 1,5 kg/día (Warnick y col., 2001).
Existen numerosos estudios en los que se ha encontrado que las cojeras pueden llegar a ser la patología que más pérdidas económicas ocasiona en una lechería. Estas pérdidas se contabilizaron en el 2014 en una disminución de hasta 340 kg de leche y un aumento en días abiertos de 28 días, se ha demostrado que las vacas cojas tardan unos 12 días más en quedar preñadas en comparación con los animales sanos (Alawneh y col., 2011). Además de disminuir la vida útil de los animales favoreciendo una eliminación prematura de los animales. En la tabla 1 se pueden observar los diferentes costes que tienen las cuatro principales enfermedades que afectan vacuno lechero.
A la luz de estos datos es importante poder detectar las cojeras en el vacuno para poderlas tratar en los estados iniciales. Debemos tratar a los animales que presentan cojera como una urgencia, aplicando un tratamiento temprano y efectivo para así minimizar las posibles pérdidas económicas además de aumentar el éxito en la tasa de curación de estos animales. En definitiva, las cojeras se deben considerar una urgencia médica tal y como se puede considerar un desplazamiento de cuajar o una mamitis.
Existen muchos métodos diagnósticos para ayudar a identificar las vacas que presenten una cojera. Estos métodos se pueden realizar con la vaca en movimiento o realizando una calificación de los animales estando de pie. Actualmente se están desarrollando también sistemas de detección automática como el Stepmetrix locomotion®, la detección de cojeras mediante la distribución de peso, la detección de cojeras basado en multivariantes como: producción de leche, rumia y movimientos del cuello, o el análisis automático de la postura de la espalda.

Métodos de diagnóstico de cojeras:

Calificación según la detección de posturas anormales:

El sistema se basa en la detección de cambios posturales que adoptan los animales como consecuencia del dolor y por lo tanto de la cojera (Whay, 2002). El sistema se concreta en observar la presencia de anomalías en la distribución del peso en las extremidades. En los animales que tienen dolor en las extremidades posteriores normalmente se observa un cambio continuo del apoyo en las extremidades (vacas bailarinas). También se puede observar cómo las vacas que presentan dolor en las pezuñas laterales traseras producen una abducción de los pies.

Calificación de las vacas en pie

Se suele realizar una calificación de la posición de las patas posteriores valorándose la existencia de una rotación externa de la pezuña y un cerramiento de corvejones. Este sistema está basado en las investigaciones que realizó Toussaint-Raven (2003). La vaca adopta esta posición para intentar aliviar peso y transferirlo a la pezuña medial.

Métodos de Locomotion Scoring

Estos métodos de detección de cojeras son los que se usan con más frecuencia en las explotaciones lecheras. Se basan en la evaluación de aspectos de la locomoción como son la velocidad al caminar, la longitud de los pasos, la combinación de pasos, el apoyo del peso, la curvatura de la espalda y el movimiento de cabeza.
Existen 25 métodos diferentes propuestos para calificar la locomoción de las vacas y establecer categorías facilitando así la detección de las cojeras. El método de calificación más usado es el método diseñado por Sprecher y col., (1997), basado en cinco categorías:

  • Categoría 1: posición normal. La espalda no presenta arqueamiento y el animal al andar realiza pasos largos sin arquear la espalda.
  • Categoría 2: cojera leve. Cuando la vaca está parada no presenta arqueamiento de la espalda. Cuando el animal está en movimiento se aprecia un leve arqueamiento de la espalda y los pasos son un poco más cortos.
  • Categoría 3: la vaca presenta un arqueamiento del lomo cuando se encuentra parada y en movimiento. Los pasos son cortos sobre todo en la extremidad afectada.
  • Categoría 4: el animal presenta una cojera evidente, presenta un arqueamiento de la espalda cuando se encuentra parado y en movimiento, los pasos son cortos y cuando se encuentra parado favorece el peso en otra extremidad.
  • Categoría 5: cojera aguda. El animal intenta no apoyar una de las extremidades, intenta permanecer tumbado y rehúsa caminar.

Es importante tener en cuenta que los animales con una cojera de categoría 2 tienen una merma del 2% en la producción de leche, aumentando esa merma hasta un 15% en las que tengan una cojera de categoría 5. Debemos evitar mediante una rápida intervención que los animales lleguen a alcanzar una cojera de nivel 4 o 5.

Tipos de lesiones en las cojeras

Las cojeras tienen un origen multifactorial y se pueden clasificar en tres grandes categorías según su origen:

  1. 1. Cojeras de origen metabólico.
  2. 2. Cojeras mecánicas.
  3. 3. Cojeras de origen ambiental/infeccioso.

Además de la clasificación en estas tres categorías se pueden diferenciar lesiones primarias como la laminitis, la dermatitis digital e interdigital, el flemón interdigital así como lesiones traumáticas y lesiones secundarias como las úlceras, la enfermedad de la línea blanca, los tilomas y la erosión de los talones.
Como ya hemos mencionado las cojeras tienen un origen multifactorial. Debemos tener en cuenta que existen en las explotaciones factores de riesgo que pueden favorecer la aparición de cojeras en los rebaños.
Algunos de los factores de riesgo más importantes que pueden ocasionar cojeras son la limpieza y acumulación de purín en la nave, el tiempo en que los animales permanecen de pie, la suciedad y humedad excesiva de las pezuñas, el diseño y mantenimiento de los cubículos, el tipo de suelo y su rallado, la nutrición y condición corporal, y el excesivo recorte de los talones, entre otros factores con un posible menor impacto en la aparición de problemas podales.

Prevención de las cojeras

En este apartado se van a intentar dar algunas directrices para intentar prevenir las cojeras.

Está demostrado que existe una relación entre el tiempo que los animales están de pie y la aparición de lesiones traumáticas como las hemorragias de suela, las ulceras, y la enfermedad de la línea blanca.
En consecuencia debemos intentar minimizar el tiempo en que los animales permanecen atados en la cornadiza siendo recomendable trabarlas solo en aquellos momentos en los que sea indispensable para poder realizar alguna actuación en las instalaciones o sobre los animales (vacunaciones, sangrías y el control reproductivo).
Es importante también intentar minimizar el tiempo en que los animales están esperando en la sala de espera, pudiendo ser interesante, siempre que sea posible, hacer dos lotes de ordeño.
En estos casos puede ser interesante la colocación de colchonetas tanto en la sala de ordeño como en la zona de las cornadizas.

Si se opta por este último caso, el autor recomienda colocar dos líneas de colchonetas, una ocupando la superficie de las extremidades delanteras y otra en la superficie de las extremidades traseras

Con este diseño se ofrece una amortiguación en las pezuñas a la vez que se evita que las vacas sientan la posible tentación de acostarse en ellas, ya que la superficie de las colchonetas no será lo suficientemente amplia como para que los animales puedan acostarse completamente sobre ellas.

Se ha demostrado también que las vacas estaban más tiempo comiendo en la cornadiza cuando había colchonetas, aumentando así la ingesta de alimento.
Otro factor importante para evitar que los animales permanezcan demasiado tiempo de pie es el hecho de tener unos cubículos o plazas fijas cómodas para favorecer que las vacas estén el máximo de tiempo posible acostadas.

Se han realizado numerosos estudios comparando los tipos de cubículos y sus materiales, en un estudio realizado por el Dr. Fregonesi y colaboradores en el 2007, se observó que los animales estaban echados 14h/día cuando disponían de camas secas viéndose reducido ese tiempo a 5 h/día cuando disponían de camas húmedas.
En otro estudio se comprobó también que los animales padecían menos lesiones en corvejones y pezuñas en camas profundas (>10cm) frente a colchonetas o camas poco profundas. En el caso de las instalaciones de plaza fija, se ha descrito también que los animales que disponen de colchonetas estaban de media 4 horas más de tiempo acostados frente a aquellos animales que tenían camas de cemento.

Como hemos comentado, la excesiva humedad y suciedad en las pezuñas pueden ser un factor de riesgo para el desarrollo de problemas podales.
Un exceso de suciedad acumulada en las extremidades ocasionará como consecuencia una irritación de la piel, esta irritación afectará a la capacidad protectora que tiene la piel favoreciendo la posible penetración de organismos patógenos que acabarán produciendo una infección como la dermatitis digital, interdigital y el flemón interdigital.

El exceso de humedad en las pezuñas va a ocasionar un reblandecimiento del casco y de la piel adyacente, produciéndose un reblandecimiento de estas y aumentando la probabilidad de lesiones y la penetración de bacterias.
Debemos por lo tanto intentar mantener el suelo del establo lo más limpio y libre de estiércol posible, aumentando el número de veces que se pasa la arrobadera al día, o limpiando el máximo número de veces posible.

En cuanto a la humedad debemos vigilar que no se formen acumulaciones de agua y purines en el suelo, prestando una especial atención al mantenimiento de los bebederos para que no pierdan agua y se formen zonas húmedas.

En cuanto al rallado del suelo se recomienda que éste tenga u una profundidad de rallado de 1.3 cm y una anchura de 1.8 a 2 cm, manteniendo una anchura entre ralladuras de 8 o 9 cm.
Debemos tener en cuenta que siempre que las condiciones lo permitan se debe considerar la opción de cubrir el suelo con colchonetas independientemente de que en las explotaciones se disponga de suelo do hormigón rallado o de suelo tipo slat, ya que está demostrado las vacas en suelos de hormigón tiene 5 veces más posibilidades de estar cojas que los animales que caminan sobre suelos de goma (Vanegas y col., 2006).

Otro factor a tener en cuenta para la prevención de las lesiones podales es la nutrición y la condición corporal de los animales. Debemos prestar especial atención a la acidosis subclínica (SARA) debido a que una de las consecuencias de esta patología será la posible aparición de laminitis debida a la liberación de endotoxinas.

El desenlace final de esta acidosis, en cuanto a las pezuñas se refiere, es que disminuirá notablemente la calidad del casco de las pezuñas, aumentando así la posibilidad de que aparezcan lesiones en estas.

En cuanto a la condición corporal las vacas con una baja condición corporal presentarán un cojinete graso más delgado, viéndose así disminuida la capacidad de amortiguación de este y aumentando la presión que ejerce la tercera falange sobre el corion. Este exceso de presión acabará aumentando el riesgo de aparición de úlceras de suela (imagen 3).
En cuanto al recorte de las pezuñas debemos destacar la importancia de realizar un buen recorte funcional de las pezuñas de los animales de nuestra explotación, siendo recomendable que éste se realice dos veces al año, una vez en el secado y otra segunda vez después del pico de lactación.

La función de este recorte es devolver la correcta distribución de pesos a las pezuñas, además de aflorar posibles lesiones iniciales, permitiendo a los animales afrontar el periodo de transición con mejores garantías en cuanto a la salud podal, en el primer caso y permitiendo continuar la lactación con un menor riesgo de padecer lesiones en el segundo. Se debería tener la precaución de no recortar los talones en exceso.

Unos talones demasiado cortos ocasionarán una disfunción en la correcta distribución del peso a las pezuñas, pudiendo aumentar la presión que ejerce la tuberosidad flexora de la tercera falange sobre la suela. Otra consecuencia de dejar los talones excesivamente cortos es que la piel estará en mayor contacto con el suelo y el purín, aumentando así su irritación y la probabilidad de sufrir lesiones infecciosas como la dermatitis digital.

Cabe recordar la importancia de administrar terapia antiinflamatoria en aquellos animales a los que se les hayan tratado lesiones podales, además del uso de tacos ortopédicos y vendajes, ya que está demostrado en varios estudios que el uso de antiinflamatorios mejora la tasa de curación y su rapidez.

Baños de pezuñas

El uso de pezuñas es uno de los métodos más eficaces y rápidos para el control de las enfermedades podales infecciosas.
Especialmente cuando las condiciones predisponentes a estas infecciones no son rectificadas apropiadamente. Debemos recordar que el uso de los pediluvios es un método de control y no de tratamiento.

Las lesiones activas se han de tratar tópicamente y de forma individual. Estas lesiones se deben de tratar rápidamente debido a que con un tratamiento temprano se consigue reducir el tiempo en que el animal transmite la infección, además de aumentar las tasas de curación.

Existen en la actualidad escasos estudios donde se hayan evaluado diferentes diseños de baños de pezuñas, uno de los estudios más completos es el que el que fue desarrollado en el 2012 por el Dr. Cook y colaboradores, en este estudió se evaluaron varios pediluvios con distintas longitudes y anchuras, se observó que los baños que daban unos mejores resultados en el control de las patologías infecciosas eran aquellos pediluvios que tenían unas dimensiones de 3-3.7 m de largo, 50-60 cm de ancho y una profundidad de 28 cm, siempre que se tuviera un nivel mínimo de 15 cm de disolución para asegurar que el desinfectante llegaba hasta cubrir los dedos accesorios de la extremidad.
Este diseño contaba además con unas paredes laterales inclinadas para evitar que los animales sumergieran alguna de sus extremidades (imagen 4).

Existen una multitud de productos desinfectantes para ser usados en los pediluvios, en este artículo se van a recomendar aquellas soluciones que han sido testadas en estudios controlados y que han ofrecido una mayor efectividad en el control de patologías infecciosas podales.
Estos desinfectantes son el sulfato de cobre diluido al 4-7% y el formol diluido al 4-5% (Bergsten y col., 2006; Holzhauer y col., 2004; Logue y col., 2012; Fjeldaas y col., 2014).

Debemos tener en consideración que la materia orgánica (estiércol y heces), inactivan el poder desinfectante de estas soluciones, aunque el formol presenta una mayor resistencia a la inactivación de la materia fecal. El reemplazo del producto debería ser:

Formol: reemplazar completamente el baño cada 300-320 animales o cada 2 días si se usa el baño en días consecutivos (Holzhauer y col., 2004).
Sulfato de cobre: se recomienda un reemplazo cada 200 animales o una vez al día (Blowey, 1994; Holzhauer y col., 2004).
El baño de pezuñas debería contener 1 litro de disolución por cada vaca que pase por el pediluvio (Blowey., 2012).

La frecuencia de uso de los baños se debe adecuar a cada explotación según la prevalencia de lesiones infecciosas. En explotaciones con una elevada presencia de lesiones infecciosas se debe considerar la necesidad de usar los baños diariamente.

Una vez se haya controlado el problema, se puede reducir a frecuencia de uso de los baños a dos días por semana o incluso uno, según las necesidades del momento. En un estudio realizado por el Dr. Logue y col., en el 2012 se encontró que la frecuencia de uso más efectiva es el empleo del baño 2 veces por semana.

Conclusión

A modo de conclusión debemos recordar que las cojeras son una patología multifactorial y que ocasiona unas mayores pérdidas económicas en las explotaciones lecheras.
Debido a este motivo es necesario realizar un correcto diagnóstico y tratamiento temprano además de adoptar unas buenas mediadas de prevención y control.