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Reflexión en el parto


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Dentro de las Jornadas Técnicas, este año se han abordado muchos temas relacionados con la Recría, siendo uno de ellos el expuesto por nuestro Técnico Veterinario Rubén López.

Aunque siempre es importante considerar los costes de producción, si cabe lo es más en estos momentos en los que los precios de la leche son bajos y asistimos quizás a la mayor crisis dentro del sector lácteo.

Uno de los costes más importantes en las explotaciones lácteas es el de la recría y por ello ahora más que nunca tenemos que calcular las necesidades de reposición de nuestra granja y ajustar al máximo las novillas que criamos, con atención al coste de oportunidad que nos suponen y a sabiendas también de la difícil salida actual de estos animales en caso de necesidad de venta.

Por definición, el coste de oportunidad «es el valor de la mejor alternativa posible a la que se renuncia para llevar a cabo una acción o decisión económica». «Los costes de oportunidad deben estar debidamente recogidos en los precios de las cosas y tenidos en cuenta a la hora de asignar los recursos a un fin concreto, renunciando a dedicarlos a otra cosa».

Ahora, tras el parto (o quizás antes, cuando pensamos en la estrategia de la explotación, qué necesitamos reponer, qué inseminamos, etc) tenemos que pensar qué hacemos con la cría y saber qué costes tiene convertirla en novilla y qué perdemos si no planificamos vender una parte de los terneros.

Según recientes estudios, dentro de los costes, la recría puede representar más de un 23% los costes de oportunidad por venta de ternero de carne más la asunción de riesgos y bajas.

No obstante, también es fundamental tener en cuenta si la explotación tiene progresión de crecimiento o por el contrario afronta una estabilidad en su desarrollo. Surge la pregunta:

¿Tienes un plan?

Lo primero es saber las necesidades de crecimiento de la granja; si la explotación necesita crecer, mantenerse o disminuir su tamaño y su producción en virtud de sus posibilidades o los acuerdos que tenga con la industria.

Por tanto hay dos conceptos que tenemos que tener en cuenta y que cada explotación debe tener presente.

Aunque hay varias formas de calcularlo, de forma general:

Tasa de reposición : % de animales que se incorporan a producir (partos de novillas o compradas) al lote de animales en producción (vacas en lactación y secas) durante un año. Así, una granja con 85 vacas en ordeño y 15 secas tiene 100 animales adultos. Si a lo largo del año paren 30 novillas, tendría un 30% de reposición.

Tasa de desecho: % de animales adultos (vacas matadero y muertes) que son baja del total de animales en producción (vacas en lactación y secas). Entonces en la misma granja anterior, con 100 animales adultos, si causan baja 30 vacas en el año, tendremos un 30% de desecho.

En este ejemplo que ponemos, la granja no crece ni disminuye de tamaño. Si la tasa de reposición es mayor que la de desecho aumentará de censo y al revés.

Éste es un ejercicio muy simple pero muy necesario a la hora de planificar las necesidades de recría de una granja, y por tanto la estrategia a la hora de planificar las inseminaciones en vacas y novillas.

El uso de semen sexado en las novillas e incluso en primerizas es una excelente herramienta para poder planificar las necesidades de cada granja. Ahora bien, también puede ser un arma de doble filo si no se usa correctamente.

Con cálculos muy simples, si una granja que necesita +/-30 terneras al año para poder mantener su tamaño y tiene +/-30 partos de novillas, usa un semen sexado del 90% tendría 27 terneras sólo provenientes de los primeros partos. Sólo necesitaría tener 10 partos de vacas que hayan sido inseminadas con semen de frisón convencional para tener otras 5 terneras y cubrir sus necesidades.

Si por el contrario sigue haciendo parir aunque sea el 50% de sus vacas con terneros frisones, se encontrará con un número de terneras a recriar excesivo.

También con cálculos muy simples, ¿cuánto cuesta una ternera? Sería la suma de lo que nos ha costado al nacer más el coste de recriarla y llevarla al parto.

Una ternera al nacer supone un coste de más de 300€ en función de cada granja (tanto por lo que ha costado por dosis de semen como por lo que se deja de ganar al no inseminar a cruce). Los costes de criar ese animal son distintos en función del manejo, alimentación, reproductivo, edad y peso al parto, etc, pero podemos asumir que hacer parir una ternera nacida en la explotación no nos va a suponer un coste inferior a 1800 €.

Por tanto es importante tener en cuenta que aunque hacer la recría de la propia explotación es importante desde el punto de vista de la mejora genética del rebaño y también de la bioseguridad, un exceso de terneras y novillas supone un incremento del gasto que es difícil de recuperar.

En primer lugar las instalaciones de las explotaciones no están diseñadas para albergar ese censo, la mano de obra tampoco puede ocuparse debidamente, y el consumo de pienso para animales que no están produciendo aumenta. En muchos casos esto conlleva que la edad al primer parto e incluso el desarrollo de esos animales al parir no es el adecuado, con lo que doblemente la rentabilidad es mala.